¿Es mejor liderar con mano dura o es preferible ser flexible y empático? ¿Es eficiente trabajar con sentimiento o es más efectivo ser estricto y que sigan tu ejemplo?
Estas interrogantes se han convertido en un apasionado debate a la hora de definir qué hace un buen líder.
Quizás el mero hecho de que exista el debate es un avance. Desde que aprendimos sobre las conquistas icónicas del rey griego Alejandro Magno, o la tenacidad del dictador romano Julio César, o nos memorizamos cuanto territorio europeo acaparó el emperador francés, Napoleón Bonaparte—nos hemos acostumbrado al líder autocrático, fuerte y decidido.
Quizás nadie articuló mejor este modelo de liderazgo que el autor, filósofo y estratega político, Niccolò Maquiavelo, en su obra maestra, “El príncipe”. En su texto controversial, el estableció que si un gobernante tiene que escoger entre ser querido o ser temido—es mejor ser temido, para así controlar a sus súbditos, minimizar la posibilidad de una rebelión y lograr sus objetivos.
Algunos dirán que este estilo de gobernanza ya no es vigente. Olvidando que es la misma estrategia que usa actualmente Vladimir Putin para gobernar en Rusia.
Cabe señalar que esta filosofía de liderazgo no solo es popular en la política. Durante la transformación de nuestra economía de una artesanal a una industrial-manufacturera, las corporaciones crecieron dramáticamente. Siguiendo el modelo que implementó Henry Ford, quién introdujo la línea de ensamblaje que rompió procesos largos en tareas más sencillas y repetitivas—las empresas lograron incrementar su producción, y por consecuencia, su capital. Con operaciones más eficientes y productivas, las compañías multiplicaron sus ventas y paralelamente su empleomanía—lo que resultó en la necesidad de controlar y/o influenciar a una mayoría.
Se implementaron incentivos donde se premiaba a los que seguían instrucciones con compensación o promociones y se castigaban a los que incumplían con suspensiones y despidos.
No es coincidencia que durante este tiempo se formalizó el estudio de “gerencia”, cuya definición es el proceso de controlar personas o procesos para cumplir los objetivos.
¿Suena familiar?
Sin embargo, en la época moderna se ha cuestionado si este viejo modelo autoritario sigue siendo el idóneo. Esto debido a que no importa el escenario—sea en la política, los deportes, los negocios y hasta en las artes—ninguna meta de gran escala se logra solo. Requiere un esfuerzo en equipo. Un trabajo colaborativo. Requiere que varias personas implementen una estrategia que pueda provocar resultados positivos.
Si bien es cierto que el estilo autocrático tiene sus méritos—pues puede ser más eficaz en tiempos de crisis ya que centraliza la toma de decisiones en un solo líder—lo que también facilita poder responsabilizar si algo sale mal—también puede desmotivar a los demás integrantes del equipo al hacerlos sentir menos importantes y relevantes en la operación.
Es por esto que el líder moderno no puede descansar sólo en la intimidación.
Nuevo modelo de Liderazgo
Como dice una canción popular, “esos tiempos se acabaron”. Antes el trabajador tenía pocas opciones. Solo podía escoger laborar entre compañías que estuvieran cerca de donde residía. Hoy día, el trabajador moderno puede laborar en cualquier parte del mundo a través de una conexión de internet, sin tener que mudarse. Antes era común que el trabajador permaneciera toda su carrera con el mismo patrono. Hoy día, la media de un trabajador en una compañía es 4.3 años.
Lo que significa que el líder moderno no solo debe saber castigar y premiar. Esto es permanecer en lo transaccional. Debe saber escuchar. El líder moderno no debe dirigir sin preguntar. Debe poder involucrar a más personas en el proceso de tomar una decisión, conocido como liderazgo democrático. No solo debe dar instrucciones. Debe saber comunicar una visión que motive. Que inspire a su equipo a nivel emocional para provocar mayor unidad. Estilo conocido como el liderazgo transformacional.
Quizás nadie describe mejor el líder moderno que el atleta Tom Brady, máximo ganador de campeonatos de la Liga Nacional de Futbol Americano (NFL), quién durante una entrevista reciente menciona que el liderazgo moderno comienza con demostrarle a tu equipo que le importas. "Show them that you care”. Describe como para él, era crucial poder relacionarse con su equipo e intercambiar vulnerabilidades para así ganar confianza. Al desarrollar una relación, les demostraba que sí le importaba su bienestar, y a la vez, colectivamente todos terminaban importándoles las metas del equipo.
Esto no significa que no habrá confrontaciones incómodas. Que no se va a responsabilizar a las personas que no estén dando su mejor desempeño.
En su libro, “Once anillos” el Coach Phil Jackson, quién es el máximo ganador de campeonatos en la Liga Nacional de Baloncesto (NBA) resaltó que una de sus 10 reglas de liderazgo es saber usar “el palo” cuando tenga que usarlo.
Un dirigente que revolucionó el deporte porque creía en empoderar a sus jugadores con mayor flexibilidad—daba días libres a los jugadores que lo necesitaban—no intercedía cuando el equipo pasaba por adversidad en el juego—Phil fue famoso por ser uno de los primeros dirigentes que no pedía tiempo— y quién implementó un sistema de juego que compartía más el balón y promovía el juego en equipo, reconocía que tenía que recurrir a la mano dura con ciertos jugadores para poder maximizar sus habilidades.
Lo que me lleva a concluir que el liderazgo moderno es más un arte que una ciencia. No existe un estilo que le funciona a todos por igual. Es un balance delicado que requiere ser lo suficiente maleable para adaptarse a las necesidades y personalidades de tu equipo.
De poder conectar y demostrar calor humano, sin sacrificar la habilidad de poder "meter presión" como dice el boricua, para así cumplir la misión.
Sobre el Autor:
Soy CPA, Escritor, Empresario y Host del video podcast La Maestría con Raúl Palacios. Como eterno optimista, mi meta es compartir historias, que logren inspirar, motivar y ayudar a mis lectores a tomar mejores decisiones sobre sus carreras y estilos de vida para que juntos podamos contribuir activamente al renacimiento de nuestra isla.
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Publicado: 18 de octubre del 2023